Usualmente para los pacientes con problemas de dependencia o movilidad, la sanidad pública cuenta con recursos para atención domiciliaria, que la sanidad privada puede complementar con evaluaciones puntuales según la necesidad del paciente. Los pacientes ingresados en residencias tienen usualmente atención médica geriátrica que puede enriquecerse con la consulta psicogeriátrica, de acuerdo al concepto de los responsables de cada centro.