Este tipo de patologías incluyen el trastorno negativista desafiante y el trastorno de conducta o trastorno disocial. Se caracterizan por las dificultades del niño/a o adolescente para seguir las pautas de disciplina y respetar los límites y la autoridad mostrando rebeldía, actitudes desafiantes o dificultades para tolerar frustraciones. En los casos más graves, estos trastornos de conducta pueden incluir también dificultades para controlar la agresividad o para respetar los derechos y necesidades de las otras personas.
En el origen de estos trastornos habitualmente se encuentran factores propios de la persona además de circunstancias relacionadas con el entorno. En el tratamiento es esencial la psicoterapia individual o grupal, así como el asesoramiento e intervención con la familia, y en algunas ocasiones, se hace necesario también el tratamiento médico.