El Insomnio, uno de los síntomas más frecuentes de los trastornos afectivos 

El sueño es un estado de reposo necesario para la vida del ser humano. Durante el mismo, se regulan numerosas funciones vitales para el correcto funcionamiento del organismo. A pesar de que parezca lo contrario, el sueño es un proceso involuntario, y nuestro cuerpo aprende a inducirlo en las situaciones en las que se ha acostumbrado.

Sin embargo, cuando atravesamos un estado emocional complejo o desafiante, nuestro cerebro tiene dificultades para alcanzar plenamente ese equilibrio, lo que puede afectar nuestra capacidad de concentración, toma de decisiones y bienestar general, generando obstáculos en nuestras actividades diarias y en nuestras relaciones interpersonales.

Según la Fundación Nacional del Sueño (National Sleep Foundation), las emociones y el estrés afectan directamente la calidad del sueño, ya que activan el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), aumentando los niveles de cortisol, lo que dificulta la conciliación del sueño y su profundidad.

Insomnio - IMQ Amsa

Síntomas 

Algunos de los signos más comunes son los siguientes, que afectan significativamente la calidad de vida de las personas.

  • Cansancio y malhumor: La falta de sueño adecuado impide que el cuerpo y la mente se recuperen correctamente, lo que provoca fatiga constante. Esto puede traducirse en irritabilidad, cambios de humor frecuentes y una menor tolerancia al estrés, afectando tanto el desempeño en el trabajo como las relaciones personales.

 

  • Disminución de la concentración: El insomnio impacta negativamente en la función cognitiva, dificultando la capacidad de concentración, la toma de decisiones y la memoria. Las personas con insomnio pueden sentirse mentalmente dispersas o tener dificultades para mantener la atención en tareas diarias, lo que puede afectar su rendimiento académico, laboral o personal.

 

  • Despertarse durante la noche: Muchas personas con insomnio experimentan despertares frecuentes a lo largo de la noche, lo que interrumpe el ciclo natural del sueño y evita un descanso profundo y reparador. Estos despertares pueden generar sensación de frustración, agravando aún más la dificultad para volver a dormir.

 

Factores de riesgo 

Tener una noche de insomnio esporádicamente no es alarmante. No obstante, los siguientes trastornos afectivos pueden aumentar la recurrencia de estos episodios.

  • Ansiedad: La ansiedad mantiene el cerebro en un estado de hiperactividad, lo que impide la relajación necesaria para conciliar el sueño. Las preocupaciones excesivas, los pensamientos repetitivos y la sensación de alerta constante dificultan dormir y pueden provocar despertares frecuentes a lo largo de la noche. Además, la ansiedad puede causar síntomas físicos como taquicardia o tensión muscular, lo que agrava aún más el insomnio.

 

  • Depresión: Los trastornos depresivos alteran los ritmos circadianos, afectando la producción de melatonina y serotonina, hormonas clave para regular el sueño. Como resultado, muchas personas con depresión experimentan insomnio, despertándose varias veces en la noche o muy temprano por la mañana sin poder volver a dormir. En otros casos, la depresión provoca hipersomnia (sueño excesivo), pero sin un descanso realmente reparador.

 

  • Trastornos adaptativos: Situaciones de estrés intenso, como la pérdida de un ser querido, problemas laborales o cambios importantes en la vida, pueden generar un estado de tensión emocional que interfiere con el sueño. El insomnio en estos casos suele ser transitorio, pero si la persona no logra adaptarse al cambio, puede volverse crónico. Las preocupaciones y la angustia nocturna dificultan la conciliación del sueño y provocan despertares repetidos durante la noche.

 

  • Trastorno bipolar: Las alteraciones del estado de ánimo en el trastorno bipolar afectan significativamente los patrones de sueño. Durante los episodios de manía o hipomanía, la persona puede experimentar una disminución de la necesidad de dormir sin sentir fatiga, lo que agrava la falta de descanso y puede desencadenar una fase más intensa del trastorno. En cambio, durante los episodios depresivos, el insomnio o la hipersomnia pueden presentarse de manera similar a la depresión mayor, generando una alteración severa en la calidad del sueño y en la rutina diaria.

 

Consejos

Para mejorar la calidad del sueño, es recomendable establecer una rutina regular, optimizar el entorno de descanso y practicar técnicas de relajación. Sin embargo, cuando el insomnio persiste debido a problemas de salud mental, lo más adecuado es buscar ayuda profesional.

En IMQ Amsa, contamos con un equipo de profesionales que ofrecen atención personalizada para cada caso.  Para más información, visita nuestra página web o concierta una primera cita llamando al 94 494 70 71