Como adelantábamos en el artículo anterior, el vínculo en la alimentación se establecerá sobre todo a través de la forma en que la/el cuidador principal se relacione con la/el lactante. Las caricias, las miradas, las sonrisas y los afectos que se experimenten se trasmitirán ya sea través del biberón o del pecho.
Por lo tanto, al dar lactancia artificial se cambia el alimento, pero el resto puede mantenerse. El contacto cercano piel con piel y la parte emocional del momento de alimentar podrá conservarse. Las/os expertas/os aconsejan que el biberón lo den las mínimas personas posibles para poder crear un vínculo afectivo fuerte con estas.
«No puedo o no quiero dar el pecho” – Superando los desafíos y priorizando la salud mental de la madre
A pesar de los beneficios de la lactancia materna, pueden presentarse desafíos tanto físicos como emocionales para algunas madres. Es importante recordar que cada experiencia de lactancia es única y que cada mujer tiene diferentes circunstancias y necesidades. Hay situaciones en las que una madre puede no poder, o elegir no dar, lactancia materna.
En las anteriores situaciones, es fundamental priorizar la salud mental de la madre y buscar alternativas que promuevan tanto su bienestar emocional como el del bebé. En este artículo, exploraremos algunas opciones y estrategias para cuidar de la salud mental materna cuando no se puede o no se quiere dar pecho.
Algunas claves para cuidar la salud mental cuando la lactancia materna no puede o no quiere darse
Apoyo emocional e información
Como ocurre con la lactancia materna, también es importante que las madres y padres busquen el apoyo emocional y la información necesaria para tomar decisiones contrastadas sobre la alimentación de su bebé. Orientarse sobre las alternativas más adecuadas a la lactancia materna puede ayudar a aliviar posibles sentimientos de culpa o frustración que en ocasiones surgen.
Buscar apoyo profesional es fundamental, tanto en consultoras de lactancia como médicos o psicólogas/os especializadas/os en salud perinatal. Los profesionales acompañarán en el proceso y ayudarán a abordar los desafíos emocionales que se presenten para favorecer el bienestar de la madre/padre y el bebé. Además, participar en grupos de crianza conformados por otras/os madres/padres en situaciones similares puede ser de gran ayuda. Los grupos de apoyo pueden ser un espacio seguro para compartir experiencias y obtener consejos útiles.
Fórmula infantil
La fórmula infantil es ampliamente utilizada como alternativa a la lactancia materna. Actualmente, existen diversas opciones de fórmulas infantiles en el mercado que se asemejan a la composición de la leche materna, proporcionando nutrientes para el crecimiento y desarrollo del bebé. Es importante recordar que la elección de la fórmula infantil debe ser contrastada con un profesional de la salud para garantizar una opción adecuada y segura.
Contacto piel con piel y vínculo
El contacto piel con piel, puede darse también en la lactancia artificial, además este tipo de interacción no se limita exclusivamente a la alimentación. El contacto piel con piel y el apego emocional son fundamentales para el bienestar del bebé y la conexión madre-hijo. Realizar actividades como abrazar al bebé, acariciar su piel y tener tiempo de calidad juntos puede fortalecer el vínculo y favorecer la salud mental tanto de la madre/padre como del bebé.
Participación de otros cuidadores
Es importante que la pareja (si la hay) u otro cuidador/a se involucre también activamente en el cuidado y alimentación del bebé. Esto brinda apoyo práctico a la madre/padre y permite que el bebé cree vínculo con otra persona importante en su vida. La colaboración y el reparto de responsabilidades alivian la carga emocional de la madre/padre y promueve una salud mental positiva. Sin embargo, como hemos señalado anteriormente, se aconseja que el número de personas que dan el biberón sean las mínimas posibles, para crear vínculos iniciales estables y fuertes.
Como conclusión, no cabe duda de que la lactancia materna es un proceso fundamental en la etapa temprana de la vida de un bebé y aporta numerosos beneficios físicos y psicológicos tanto para la madre como para el bebé. No obstante, lo prioritario es preservar el bienestar emocional de la madre ya que su bienestar influirá en el del bebé. Esta etapa suele acompañarse de dudas y preocupaciones por lo que podría comprometer el estado emocional de las/ los cuidadoras/es. Por ello, buscar el apoyo adecuado, puede ser clave para el bienestar y cuidado emocional del bebé y su familia.
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