Psicooncología: una aliada en la lucha frente al cáncer

Cada año se detectan alrededor de 13.500 nuevos casos de cáncer en Euskadi. Esta enfermedad tiene una gran repercusión tanto en el/la paciente, como en su familia. Por este motivo, además de los avances médicos y tecnológicos, en la atención sanitaria a estos pacientes se han planteado recientemente nuevas líneas de apoyo dirigidas a mejorar su calidad de vida.

Muchas personas se preguntan qué es la psicooncología, ya que se trata de una ciencia relativamente nueva que se ha ido haciendo un hueco en las últimas décadas. Se trata de una rama especializada entre la Medicina y la Psicología que no persigue “curar” la enfermedad, sino que tiene como objetivo acompañar tanto a pacientes como a familiares durante las distintas etapas de ésta.

Recibir un diagnóstico de cáncer supone un importante impacto emocional. Se trata de una fase de mucha incertidumbre y lo que puede ofrecerles la psicooncología en ese momento es orientación para comenzar el proceso, detectando las necesidades en los ámbitos emocional, social y espirituales.

Se trata en este momento de ayudarles a encontrar qué cosas pueden llevar a cabo para hacer frente al cáncer. Aparecen muchas preguntas y muy pocas respuestas. Nuestra labor desde la psicooncología es ayudar en esas situaciones.

Durante la fase del tratamiento, que a veces supone una cirugía, quimioterapia o radioterapia, la calidad de vida de la persona puede verse más o menos comprometida en función de muchos factores. Pero es habitual que se den alteraciones en la imagen corporal (con la caída del cabello, cambios de peso…) en la sexualidad, en la actividad profesional y social, malestar físico, dolor, etcétera. El papel del/de la profesional en ese momento es ofrecer estrategias de afrontamiento que permitan tanto al paciente como a su familia la adaptación a la nueva situación, que a su vez, como hemos apuntado, va variando según avanza el proceso; y al mismo tiempo, ayudarles a manejar los distintos miedos, la tristeza y la angustia, ayudándoles a responderse en multitud de preguntas y a sobrellevar la enfermedad de la mejor manera posible.

Durante los períodos libres de enfermedad o cuando el tratamiento termina y la persona debe recuperar su rutina, el apoyo psicooncológico puede facilitar la expresión de sus temores y preocupaciones ante los controles médicos, o ante una posible recidiva. Mediante el apoyo psicológico se intenta ayudar en la adaptación a las secuelas que el cáncer ha podido generar, así como en la reincorporación al mundo laboral y social. En muchas ocasiones, estos ámbitos quedan en suspenso hasta que la persona afectada se siente con fuerza, tanto física como emocional, para recuperar esas parcelas de su vida.

Otra de las fases en las que el papel de la psicooncología puede ayudar es la de final de la vida a la que los pacientes a veces deben enfrentarse cuando la enfermedad avanza y no puede ser controlada. Se trata de una etapa muy difícil para el paciente y su entorno, en la que se dan emociones muy intensas de rabia, negación, aislamiento, depresión y miedo a la muerte y al dolor.

Ofrecer calidad de vida, calor y consuelo se convierte en el objetivo. De la misma manera, se intenta ofrecer apoyo emocional, ayudar en la forma de afrontar la toma de decisiones y de control, que se vuelve tan difícil en esta fase. Se intenta acompañar al paciente en el proceso de morir y, a su entorno, a vivir el duelo.

Acompañar a los familiares y amigos del paciente es muy importante. No sólo por ellos mismos, sino también por el apoyo que van ofrecer al paciente a lo largo de toda la enfermedad. Ser cuidador o cuidadora en una enfermedad tan invasiva no es nada fácil; por eso, las puertas del servicio de psicooncología siempre están abiertas para ellos y ellas. Aparte de ofrecerles apoyo psicoterapéutico, se les orienta sobre cómo relacionarse con sus familiares afectados, para que puedan brindarles la mejor ayuda y acompañamiento posibles.

Miren Barrutia
Psicooncóloga en IMQ Amsa