Cada año se detectan más de 14.000 nuevos casos de cáncer en Euskadi. Esta enfermedad repercute, por sus características, de una manera muy directa tanto en la persona afectada como en su familia. Por este motivo, además de los avances médicos y tecnológicos, en la atención sanitaria a estos pacientes se han generado nuevas especialidades que ayudan a la mejora de la calidad de vida entre las que encontramos la psicooncología. Se trata de una rama especializada de la Psicología cuyo objetivo fundamental es acompañar y ayudar a transitar, tanto a los pacientes como a su familia,
las distintas etapas de la enfermedad.
Los diversos estadios emocionales
Las distintas fases de la enfermedad suponen un intenso viaje emocional que pasa por diversas etapas: la incertidumbre tras el diagnóstico, miedo, tristeza, esperanza… Unido a esto, con frecuencia, los pacientes padecen las secuelas físicas de los distintos tratamientos (cirugía, quimio y radioterapia…) y, además, en ocasiones deben poner también en suspenso gran parte de su vida: trabajo, encuentros familiares, actividades de ocio y hobbies…. sin una fecha exacta para reanudarla. La combinación de todos estos factores genera, como es lógico, genera un malestar psicológico tanto en las personas afectadas como en su entorno, que también ve alterada su actividad habitual.
En ese contexto, la labor de la psicooncología consiste en dotar a pacientes y familiares de herramientas que les ayuden a enfrentarse a su nueva realidad. Tanto si es al inicio de la enfermedad como durante todo el tratamiento, el/la psicóloga irá acompañándoles y recogiendo sus necesidades en cada momento para facilitarles diferentes estrategias que puedan mejorar su calidad de vida.
Así mismo, en las situaciones en las que la enfermedad avanza de manera irreversible el/la profesional de la psicooncología puede ayudar también a los pacientes en esta etapa tan difícil para ellos y su entorno. En esta fase las emociones se presentan de manera muy intensa aflorando la rabia, negación, aislamiento, depresión y miedo a la muerte y al dolor. El objetivo es, por tanto, acompañar a la persona en este proceso ofreciéndole calidad de vida, calor y consuelo.
¿Es solo para los pacientes de cáncer?
Es importante señalar que la psicooncología no sólo está enfocada a la persona que recibe el diagnóstico, sino que también es una herramienta muy valiosa para familiares y amigos. Acompañar a una persona durante un proceso oncológico no es una tarea sencilla y supone también un gran desgaste tanto físico como emocional. La figura de la persona cuidadora es central en el proceso y, por tanto, es importante que también disponga de su propio espacio de auto-cuidado en el que expresar sus miedos, dificultades, etc. En la psicooncología no sólo encontrarán un espacio de apoyo psicoterapéutico sino que también pueden recibir orientación para mejorar la relación y saber cómo ayudar a ese familiar o amigo/a afectado.
Por último, es imprescindible comprender que cada proceso oncológico es único y, como tal, las necesidades de acompañamiento de cada persona varían de una a otra. Y es en función de estas necesidades personales según las que el/la psicóloga planteará una terapia que se adapte y ayude en todo lo posible a quien la solicita.
Miren Barrutia
Psicooncóloga en IMQ Amsa